Se veía desanimada y triste, sentada sola en aquel banco de la plaza de la ciudad.
Hacía frío y comenzaban a caer gotas de lluvia. Me acerqué y le pregunté:
-¿Estás bién?
Y me respondió:
-Sí, no te preocupes...
Le ofrecí mi chaqueta y llevarla a un restaurante, no muy convencida, pero aceptó.
Mientras tomábamos café me preguntó porqué razón la había ayudado, yo sólo le respondí porque andaba solo y quería pasar un buen rato.
Le pregunté:
-¿Tuviste algún problema?, ¿por eso estás triste verdad?
-Sí, respondió ella.
No aguantó sus lagrimas y empezaron a caer por sus mejillas.
Dulcemente le tomé las manos ye dije:
-Cuéntame, yo te puedo ayudar.
Y me dijo:
Por favor espero que esto quede entre usted y yo, por favor.
Hace un tiempo comencé a llorar todos los días, la verdad, me sentía muy irritable, y la mayoría de las cosas que me decían me afectaban mucho y me sentía mal.
Trataba de hacerme la idea de que no me herían, pero si me herían, me dolían y no podía soportar tantos malos tratos.
Eran todos contra mi. Fué así como el alcohol me ayudó a distraerme de todo.
Durante meses bebì y bebo alcohol, para olvidarme de lo que pasaba, y efectivamente si me ayudaba, y bastante.
Mi auto-estima cada vez estaba peor...
Obviamente mi familia no sabía nada de esto, pués si sabían, literalmente me hubiesen matado.
Un día, había salido a beber con unos amigos a una plaza pública.De pronto vi a alguien pasar, se me hacía conocido, miré bién, y era mi tía.
Me vió bebiendo, y era muy obvio que correría a contárselo a mi familia, y así fue.
Cuando llegue a casa, estaban todos esperándome con una cara de "te voy a matar", yo solamente fuí serena y sin miedo, tenía que enfrentar lo que yo había echo.
Fue una discusión fuerte, todos me atacaban a mi, yo trataba de decirles porque había estado bebiendo, pero aún así no me entendían, me castigaron por 1 mes, y me llevaron a un internado, dónde conocí a varias personas buenas, pero no aguanté mucho ahí y me escapé. Llamaron a la policía para buscarme, pero no me encontraron, estaba donde una vieja amiga que me acogió, ella la era bastante grande, ella tenía 21 años y yo 16.
Un día salí a comprar, y cuándo llegué la vi tirada en el piso, estaba muerta, era adicta a la heroína y había muerto por una sobredosis, le advertí varias veces que la heroína no era la mejor droga, pero ella insistió.
Desde entonces, no voy al colegio hace meses y he seguido bebiendo, hoy por la mañana embarcaron la casa y he estado todo el día dando vueltas por la ciudad...
Me corrían las lagrimas al escuchar la historia de esta joven...
Ella me dijo que no llorara, que no le gustaba ver gente llorar, pero la verdad no podía, su historia me había conmovido mucho.
Fue así como la invité a vivir a mi casa y aceptó.Ella trabajaba y yo también, nos veíamos en la noche para conversar y cenar.
Nos llevamos muy bién, ella se encargaba todos los días de agradecerme lo que yo había echo por ella.
La encontraba una mujer maravillosa, para mi era perfecta. Yo me había dado el tiempo de conocer cada una de sus actitudes y sus gustos, fue así como me enamoré de ella.
Un día me preparó una cena muy especial, fué ahí cuando me confesé:
-Renata, creo que debo decirte esto ahora, no aguanto más.
-Claro Agustín, dime.
-Me enamoré de ti, todo lo que haces me parece hermoso, tu belleza me cautiva, creo que tengo el privilegio de tenerte aquí viviendo conmigo.
Ella asombrada respondió:
-Temía decirte esto, pero estoy saliendo con alguien mas...
Agustín se paró de la mesa y salió, no volvió hasta como las 4 de la madrugada, la respuesta de Renata lo había desconcertado.
Cuando volvió a casa, Agustín le preguntó a Renata con quien salía, Renata le respondió que era una mujeres que había conocido hace algunos meses, y que la había apoyado bastante.
Agustín se sorprendió aún más al saber que a Renata no le gustaban los hombres.
Agustín con el paso del tiempo entro en una gran depresión, ya ni trabajaba, Renata mantenía la casa y pagaba los gastos.
Al tiempo Agustín murió de depresión, Renata terminó la relación que tenía y se dió cuenta que Agustín era un hombre maravilloso y que nunca se dió el tiempo de conocerlo ni de aprovecharlo.
Renata se sentía culpable de todo, comenzó con la venta de LSD, y también el consumo, le iba bastante bién.
Hasta que un día la policía entro a su casa y la llevaron detenida por consumo y tráfico de drogas, donde cumplió una pena de cárcel de 18 años. Mientras Renata cumplía su pena, entro en depresión, se sentía sola y se veía arrepentida de todo,al cabo del tiempo murió ahí mismo.
Le avisaron a su mamá que Renata había muerto, pero ésta ni se inmutó.
No le importó nada, sólo dijo: "Fué culpa de Renata"...